... cada kilómetro un mar de felicidad, cada entorno un referente para los sentidos, y cada persona, el puto mundo.



Cantabreando Y Atxa, Mayo 2016


Estupenda semana de rutas y manjares, de vistas y sabores. Un tiempo soberbio que honra y protege hasta el último kilómetro. Rincones con encanto y amplias miras sobre la retina. No se trata de una sin más sino de una más y enormemente revitalizante. El norte cántabro y vasco unidos por la carretera, esa carretera que nunca falla que nunca desilusiona y a la que siempre retornamos por los siglos de los siglos...

En la Cabeza de Castilla los caminos siembran las primeras dudas y esperanzas...

... se trata de la localidad burgalesa de Escalada y sus años de Historia concentrados en apenas una pizca de tierra.

La escasa equipación delata la buena temperatura reinante... 

... y una más que agradable compañía.

Orbaneja del Castillo se halla en el Cañón del Río Ebro y disfruta de un enclave privilegiado.

En la Cueva del Agua nace el arroyo que campa a sus anchas por entre la localidad.



Sus calles de aire medieval...

... conviven con la arquitectura más popular...



... hasta anexionar sus aguas a las de Río Ebro...

... a través de una impresionante y bella cascada.

Mientras, viandas y caldos de la tierra entretienen el paladar.

Las miras siempre puestas en mi fiel gordita...

... y Atxa a mi vera, o no?

Esta vez la Posada ha resultado de lo más pintoresca. Buenas vistas y buen desayuno, recomendada.

Amanece que no es poco o al menos sale el sol...

... y de qué manera!

Escalada queda atrás...

... y emprendemos nueva andadura.

Es la N-623...









... y la N-634.

En Escobio su Colegiata de carácter románico, siglo XII, y además fiestas...



... pero la travesía es placentera y nuestro destino, cada vez más cerca, lo sabe.



San Vicente de la Barquera es conocida más que por su buena fama. Es un lugar mágico que incita al descanso y a los excesos gastronómicos, sin duda lo que más apetece en épocas cómplices con la sabiduría...

No es fácil elegir un restaurante, los hay a mares y de gran calidad. Esta vez han sido Las Redes y El Pescador. Cada uno en su sitio y dios con todos...

... y hablando de sitios, el nuestro, Posada Punta Liñera.

No hay mejor enclave...

... ni mejores vistas...

... para descansar, después de una sobremesa bendecida por San Txakoli.



Atardeciendo...

... y resurgiendo. Espléndido día (y van tres) que incita a retomar ruta...

... y estampa.

No importa los frailes que cuentes siempre habrá más...

... y más.

Ribadesella es el siguiente puerto de mar...



... y la Cuevona de Cuevas del Agua...

... la incertidumbre...

... y la luz...





... en el final de una travesía imposible, pardiez!



Media vuelta y a retomar el prólogo.



Esta vez es Llanes quien sale a nuestro encuentro sin Atxa pero en buena compañía...

Como la marea baja, San Vicente nos ha de guiar sobre sus "27 ojos"...

... en consonancia con la ruta jacobea de la costa. Se suceden localidades emblemáticas de la cornisa cantábrica como Ceceño, La Rabia, Comillas o Cóbreces.

Aquí se encuentra el Antiguo Monasterio de San Felices y San Pedro del siglo X.

En su interior pueden percibirse reliquias de un glorioso pasado...

... y toda clase de leyendas que conviven junto a un bello Cristo labrado en piedra.

Playas y acantilados...

... y kilómetros de carretera...

... hasta nuestro siguiente destino, Santoña.

Rodeada casi en su totalidad por el Mar Cantábrico, junto al Fuerte de San Martín... 

... se recuerda la devolución de la plaza por parte de las autoridades francesas.... Y es que ante el avance de las tropas anglo-españolas, Santoña fue la última plaza del Cantábrico en ser abandonada por las tropas galas ya que, pese a los intentos del ejército inglés de tomar la plaza en nombre de España, el previsor general francés quiso esperar a que fuesen las fuerzas españolas quienes se posesionasen de la misma.

En Ontón nos despedimos de Cantabria y en el País Vasco nos reciben con buen tiempo.

Aquí somos bienvenidos por nuestro siguiente puerto de mar, Plencia...

... y por nuestra nueva morada, Kaian.

Es sin duda una localidad fiel a su pasado marinero... 

... y a aquellos hombres que hicieron grande las artes mar adentro.



El amanecer junto al mar es lo que tiene, siempre te hace sonreir.

Desayunados y pletóricos la matinal aguarda...



El sol comienza a desperezarse y de qué manera. Formas rocosas hacen intuir el valor de nuestras coordenadas geográficas... 

... se trata del islote de Gaztelugatxe, en Bermeo.



Unido al continente mediante un puente de dos arcos...

... al abrigo de vistas para el recuerdo...







... pero sobre todo por los 241 peldaños de ascensión tranquila pero sin pausa, hasta coronar la Ermita dedicada a San Juan, siglo X. Allí, tocar tres veces su campana promete todo lo que desees... 

... aunque sencillamente me quede con esto.

Después, cualquier ruta será productiva: Mundaka, Pedernales, Murueta...

... o Lekeitio. En su puerto podrás sentarte y disfrutar...

... además de dar buena cuenta de frutos del mar y "algo" de Txakoli para agilizar el paso. Esta vez Atxa no hará acto de presencia, cosas.

La que si lo hará es la Basílica de la Asunción de Nuestra Señora. Templo gótico declarado Monumento Nacional y olé.

La ruta continua y a esto se le llama a provechar la tarde...



... En Zarauz mucho tráfico por culpa de tanto ciclista y la mar más que sensible...

... cabreada, sin perdón.

Toca pernoctar y la agraciada, después de una ligera tormentilla, será Beasain que además se encuentra en fiestas. 

A la mañana siguiente derrota sin cuartel, no sin antes detenernos en una punto obligado de la N-I como es El Lagar de Milagros y degustar su pollo de corral amenizado con solo "cosas malas".
Cae ya la tarde y retomar modo non stop hasta la Villa y Corte se convierte en todo un placer prohibido, o eso creo... Y HASTA LA PRÓXIMA!